lunes, 18 de junio de 2007



Escision masculina de la realidad

En el hombre el sexo es un apendice, no solo desde el punto de vista anatómico sino tambien fisiologica y psicologicamente: esta hacia afuera, hacia el mundo. En la mujer esta hacia dentro, hacia el seno mismo de la especie, hacia el misterio primordial. En el hombre el semen sale, es proyectado hacia afizera, como su pensamiento hacia el Universo; en la mujer, entra.
Esa proyeccion masculina implica separacion, escision, desvinculacion del hombre respecto a su simiente.
En la mujer, al contrario, implica union, fusion.
Cuando el acto carnal termina para el hombre, para la hembra comienza.
En cierto modo, la mujer es toda sexo. Por eso, tal vez, y como lo sostiene Jung, a pesar de ser la mujer una criatura esencialmente exotica, para ella la relación sexual tiene menos importancia que la animica; en tanto que los hombres tienden a confundir eros con sexualidad y creen poseer a la mujer cuando la poseen sexualmente, siendo que en ningun momento la poseen menos, pues para ella solo importa de veras la posesion erotica, es decir animica, sentimental. Eros es, en suma, "relacion entre almas", y es el principio supremo de la mujer, asi como el logos, "interes por las cosas", es el principio supremo de la masculinidad.
Como consecuencia de su caracterologia sexual, centrífuga, el hombre tiende a crear otra realidad, que se añade a la natural: la realidad cultural, con su técnica y sus ideas, con su ciencia y su filosofia, con su arte y su literatura. En tanto que la mujer tendeá a reunificar la realidad escindida por el macho, volviendo lo cultural al seno materno, es decir, al seno de la naturaleza primordial y eterna, humanizando y animizando las cosas inertes, la tecnica y los productos del arte y de la ciencia, psicologizando todo. Para la mujer las ideas puras no existen y no tienen sentido, son casi un juego descabellado, prolongación de la insensatéz infantil.Y si las tolera, si las escucha y hasta si las admira es en virtud de su maternal ternura por los seres (los hombres) que quiere y que es capaz de admirar hasta en sus actos de demencia.
Excepto cuando advierte que esos misteriosos sistemas de ideas confieren un misterioso poder a los hombres. Pues entonces actuan sobre ella las dos fuerzas, siempre admiradas, del misterio y del poder.
En esos instantes cumbres se suele ver a las mujeres perplejas, extáticas como ante un idolo, boquiabiertas, musitando frases como: "Y yo que lo creia un loco...". La frase que ha de haber pronunciado la señora de Cristobal Colon.

ERNESTO SABATO (Argentina, 1911)

FRASES SOBRE EL SUFRIMIENTO

Sufrimiento
Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera yugoslava nacionalizada india

No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.
Viktor Frankl (1905-1997) Psiquiatra y psicoterapeuta austriaco.

Dios, que muestras nuestras lágrimas a nuestro conocimiento, y que, en su inmutable serenidad, nos parece que no nos tiene en cuenta, ha puesto él mismo en nosotros esta facultad de sufrir para enseñarnos a no querer hacer sufrir a otros.
George Sand (1804-1876) Escritora francesa
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Cualquiera puede dominar un sufrimiento, excepto el que lo siente.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico.

El sufrimiento es el medio por el cual existimos, porque es el único gracias al cual tenemos conciencia de existir.
Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.

Nos escondemos en la fría indiferencia al sufrimiento innecesario de otros, incluso cuando lo causamos.
James Carroll (1943-?) Escritor estadounidense

Sin nuestro sufrimiento, nuestra tarea no diferiría de la asistencia social.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera yugoslava nacionalizada india

El sufrimiento más intolerable es el que produce la prolongación del placer más intenso.
George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés

INDEFERENCIA

Indiferencia… la indiferencia se define como una actitud ante algo que se valora como neutro, ni positivo ni negativo, ni bueno ni malo.Para mi la indiferencia es… un lujo afectivo… porque el indiferente no sufre con el sufrimiento de los demás… así como no sufre tampoco ríe, se sorprende, grita, llora… No obstante la indiferencia es casi una condición generalizada... En un mundo en el que todos se enamoran cada vez más de su sí mismo… los indiferentes viven en un mundo que han creado para sí porque sólo importan ellos, nadie más…Indiferencia… veneno cruel la indiferencia… mi corazón ya no soporta tanto desasosiego... nadie muere de amor ni de olvido... a mi me mata la indiferencia…“Compadecemos al ciego que nunca ha visto la luz del día, al sordo que nunca ha oído los acordes de la naturaleza, al mudo que nunca ha podido expresar la voz de su alma, y, so pretexto de un falso pudor, no queremos compadecer esa ceguera del corazón, esa sordera del alma, esa mudez de la conciencia, que enloquecen a la desgraciada afligida y sin querer la hacen incapaz de ver el bien, de oír al Señor y de hablar la lengua pura del amor y de la fe”. La Dama de las Camelias. Alejandro Dumas.
Sacado de “la coctelera”

MARTES 19 DE JUNIO

Día litúrgico: Martes XI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 5,43-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».

Comentario: Rev. D. Iñaki Ballbé i Turu (Rubí-Barcelona, España)
«Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial»
Hoy, Cristo nos invita a amar. Amar sin medida, que es la medida del Amor verdadero. Dios es Amor, «que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos» (Mt 5,45). Y el hombre, chispa de Dios, ha de luchar para asemejarse a Él cada día, «para que seáis hijos de vuestro Padre celestial». ¿Dónde encontramos el rostro de Cristo? En los otros, en el prójimo más cercano. Es muy fácil compadecerse de los niños hambrientos de Etiopía cuando los vemos por la TV, o de los inmigrantes que llegan cada día a nuestras playas. Pero, ¿y los de casa? ¿Y nuestros compañeros de trabajo? ¿Y aquella parienta lejana que está sola y que podríamos ir a hacerle un rato de compañía? Los otros, ¿cómo los tratamos? ¿Cómo los amamos? ¿Qué actos de servicio concretos tenemos con ellos cada día?
Es muy fácil amar a quien nos ama. Pero el Señor nos invita a ir más allá, porque «si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?» (Mt 5,46). ¡Amar a nuestros enemigos! Amar aquellas personas que sabemos —con certeza— que nunca nos devolverán ni el afecto, ni la sonrisa, ni aquel favor. Sencillamente porque nos ignoran. El cristiano, todo cristiano, no puede amar de manera “interesada”; no ha de dar un trozo de pan, una limosna al del semáforo. Se ha de dar él mismo. El Señor, muriéndose en la Cruz, perdona a quienes le crucifican. Ni un reproche, ni una queja, ni un mal gesto...
Amar sin esperar nada a cambio. A la hora de amar tenemos que enterrar las calculadoras. La perfección es amar sin medida. La perfección la tenemos en nuestras manos en medio del mundo, en medio de nuestras ocupaciones diarias. Haciendo lo que toca en cada momento, no lo que nos viene de gusto. La Madre de Dios, en las bodas de Caná de Galilea, se da cuenta de que los invitados no tienen vino. Y se avanza. Y le pide al Señor que haga el milagro. Pidámosle hoy el milagro de saberlo descubrir en las necesidades de los otros.