jueves, 31 de mayo de 2007

La mariposa azul

Había una vez un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes.Las niñas siempre hacían muchas preguntas; alguna de ellas, él sabía responder, otras no.El pretendía ofrecerles la mejor educación, por tanto mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar.Impacientes las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder. Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio. “¿Qué vas a hacer?”-Preguntó la hermana, a lo cual le respondió: “Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta” “Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que esta viva la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡Será una respuesta equivocada!”Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando. -“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio ¿está viva o muerta?” Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió: “Depende de ti… Ella está en tus manos.” Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debes de culpar a nadie cuando algo falle: somos nosotros los responsables por aquello que conquistamos (o no conquistamos). Nuestra vida está en nuestras manos. Dios nos la dio, como la mariposa azul… Nos toca a nosotros escoger que hacer con ella.

Cuento de la carpinteria

Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿ La causa ?.¡ hacía demasiado ruido¡; y además se pasaba el tiempo golpeando.El marrtillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.Ante el ataque, el tornillo aceptó, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.La lija estuvo de acuerdo, a condición que fuera expulsado el metro, que siempre andaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.En esto entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro, el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.Cuando la carpintería quedó nuevamente a solas, la asamblea reanudó la liberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo:" Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos."

Poema de Lope de Vega

Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!
¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

Consejos para vivr sencillamente

1. Disfruta de tu hogar
Siéntete cómodo en tu casa. Haz que sea y parezca simple. No la recargues de adornos innecesarios. Evita que el televisor haga las veces de «hogar» o chimenea, desplazándolo a un lugar menos visible o poniéndole puertas. Aprende a decorar y reparar las cosas con tus manos. Redescubre el rito de las comidas en familia y sin televisión. No seas esclavo .del teléfono. Invita a tus amigos a tu casa y hazles sentirse bienvenidos. ¿Por qué no les preparas tú mismo la comida?

2. Corta con «El Corte»
No vuelvas a salir de tiendas por impulso o diversión, ni te creas todo lo que predican grades tiendas como, en España, “El Corte Inglés”. Evita que tu familia pase la tarde del sábado en la fórmula 9C: Coche (o carro en Hispanoamérica),centro comercial, compra, consola (de juegos de pago en vez de juegos en el parque), cine, cola (de la fila o de la famosa marca de Atlanta), cena y caravana (de vuelta a casa). No compres nunca en domingo. Establece días de consumo bajo o cero, en los que no se compra más que lo estrictamente necesario. Invierte más en las tiendas y comercios del barrio. Practica el trueque y el uso compartido. Compra cosas de segunda mano, productos con poco embalaje, de comercio justo y ecológicos. Sé fiel a la regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar: Abre los armarios y despréndete de cuanto no hayas usado en el último año. Dónalo o véndelo a una tienda de segunda mano. Aprende a decir no. Evita acumular cosas y costumbres innecesarias.

3. Sé responsable con tu dinero
Salda tus deudas. Intenta pagar siempre que puedas al contado; gastarás menos. Haz ajustes para vivir dentro de tus posibilidades. Analiza y recorta tus gastos. Calcula cuánto podrías ahorrarte si no compraras ciertos productos de marca. Que tu austeridad sea desde la alegría. Motívate con un compromiso solidario: lo que te sobra es lo que otra persona necesita para llevar una vida digna.

4. Detente a oler las flores
Quítate el grillete de la muñeca -al menos de vez en cuando- deja de depender tanto del reloj. Escucha tu reloj interior. Tómate días de retiro, de verdadero descanso, sin programa alguno. No estés hasta la última hora del día haciendo cosas o viendo la televisión. Un día a la semana acuéstate y levántate antes. Huye de todo lo que «enganche» y cree adicción. Vivir equilibradamente implica saber combinar las actividades que nos agradan y recrean. Cuando algo se convierte en una obsesión hay que buscar la forma de liberarse de su esclavitud.

5. Viaja hacia dentro
Sal con tiempo y camina; tu ser entero lo agradecerá. Si has de tomar un vehículo, que sea de transporte público. Haz que el tiempo en el autobús o el tren sea enriquecedor y cada día te parecerá más gratificante respecto al tiempo perdido en los atascos. Viaja hacia tu mundo interior con un tiempo de calidad dedicado a la meditación; descubrirás paisajes increíbles y enriquecerás todas las dimensiones de tu vida. Escribe un diario y disfruta mas de tu existencia. Visita a la gente que está sola, y pasea también, con respeto y admiración, por sus mundos personales. Si quieres conocer de verdad el mundo, descúbrelo por carreteras secundarias, comiendo su comida, bebiendo su vino, bailando su música y estando en contacto con la realidad.

6. Apaga la tele
Evita caer en la tentación de la televisión y su creciente número de canales como forma de pasar el tiempo. Cada día estamos ante ella una media de tres horas. Huye de la ilusión de que estás informado porque ves el telediario. Lee más. Pasea más. Escribe más a quienes amas. Aprende nuevas habilidades. Si hay niños pequeños en la casa, mira la tele con ellos y dales criterios para elegir. Dales alternativas, léeles cuentos, participa en sus juegos. Proponte leer todas las noches media hora. y recuerda: detrás de los medios de comunicación y de Internet hay grandes intereses políticos, sociales y económicos. Sé crítico con la información y contrástala. Separa los hechos de las opiniones y busca apasionadamente la verdad en todo momento, sin dejarte manipular.

7. Vive en la realidad
Cuida las relaciones humanas cercanas a ti y no caigas en una vida de simples amistades «virtuales». Convivir con los demás es siempre más difícil-y hermoso- que charlar con desconocidos en la red. El amor verdadero se vive en la vida diaria. Es más bonito y enriquecedor jugar un partido de fútbol o baloncesto que echar una partida con un simulador virtual. Un tamagotchi nunca será igual que una mascota.

8. No corras detrás de todo lo nuevo
Las nuevas tecnologías deben estar a nuestro servicio, no al revés. Utiliza el ordenador como herramienta y no como un fin en sí mismo. Compra sólo la cantidad de programas, periféricos y accesorios que vayas a utilizar. Párate a pensar si de verdad necesitas un teléfono móvil. Hay muchas formas de invertir tus recursos económicos que pueden ser más interesantes, humanamente enriquecedoras y baratas que el último videojuego.

9. Lleva una vida sana y cercana a la naturaleza
Haz ejercicio regularmente, pero sin caer en el culto al cuerpo perfecto. Cambia de hábitos alimentarios y renuncia totalmente a la comida basura. Utiliza productos menos procesados, más naturales. Consume más productos frescos, verduras y legumbres. Redescubre los sabores puros de la leche, el agua... y el vino. Asocia siempre el tiempo libre con la naturaleza. Date tiempo suficiente para dormir. Evita caer en la dependencia del alcohol, el tabaco y otros tipos de drogas. No merecen la pena.

10. Recupera el sentido de comunidad
No caigas en el sedentarismo. Comprométete en actividades que te obliguen a salir de casa. Conoce a tus vecinos. Participa en las asambleas de tu parroquia y en los grupos de jóvenes y de tiempo libre de tu barrio. Comprométete en acciones comunitarias o en una ONG. Sé solidario, sé un voluntario. Comparte lo que tienes, sobre todo lo que te sobra. Camina con otros por esta senda de una vida más simple y plena. Por Juan Yzuel "

Voy Subiendo a la cima de La Montana con llagas que causan dolor, pero me lleno de Ti, mi paz, mi fortaleza para llegar a la cima y contemplar tu rostro tierno y danzar en tu divino amor.

Que dificil es ser paz, pero contigo llegaré.

¡Pon, Señor tu luz en la oscuridad de nuestro mundo!




De todos los caminos que puedes andar por la vida, procura ir por el camino del ser humano.

REFLEJO



QUE TODO MI SER TE REFLEJE A TI SEÑOR CON LIMPIEZA DE CORAZON

Quien tiene la semilla , debe sembrar, quien teme perderla, jamás conocerá la alegría de la cosecha

MADRE SAHARAUI

A PESAR DE TODAS LAS DIFICULTADES, A PESAR DE ESTAR OLVIDADOS EN EL DESIERTO, LA MIRADA DEL AMOR DE UNA MADRE SAHARAUI A SU HIJO, NOS HACE RECUPERAR LA ESPERANZA EN EL HOMBRE. NO PERDER LA CONFIANZA EN DIOS NOS DA FUERZA PARA LUCHAR POR LA VIDA.

Contemplacion en la vida diaria (Thomas Merton)



La vida de contemplación en la acción y la pureza de corazón es, pues, una vida de gran sencillez y de libertad interior. Uno no busca en ella nada especial ni pretende ninguna satisfacción en particular, sino que se contenta con lo que es. Hace lo que hay que hacer, y cuanto más concreto sea, mejor, sin preocuparse por los resultados. Se siente satisfecho con tener buenos motivos para llevarlo a cabo y el pensar que puede cometer errores no le produce demasiada ansiedad. De ese modo puede nadar en la viva corriente de la vida y estar constantemente en contacto con Dios, en el anonimato y la cotidianidad del momento presente en su evidente tarea.En este tipo de momentos, andar por la calle, barrer el suelo, lavar los platos, pasar la azada por la tierra para cuidar las alubias, leer un libro, dar un paseo por el bosque… todo ello puede enriquecerse con la contemplación y con la oscura sensación de la presencia de Dios. Esta contemplación es más pura si cabe porque uno no la “observa” para ver si está ahí. Semejante “caminar con Dios” es una de las formas más sencillas y seguras de llevar una vida de oración, y de una de las más infalibles. Nunca atrae la atención de nadie, y menos aún la atención del que la vive. Y uno pronto aprende a no desear ver nada especial en sí mismo. Este es el precio de su libertad. Thomas Merton

VIERNES 1º DE JUNIO

Día litúrgico: Viernes VIII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 11,11-25): En aquel tiempo, después de que la gente lo había aclamado, Jesús entró en Jerusalén, en el Templo. Y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.
Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!». Y sus discípulos oían esto.
Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: ‘Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes?’.¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!». Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina. Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz. Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca». Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’ y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas».
Comentario: Fray Agustí Boadas i Llavat OFM (Barcelona, España)
«Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido»
Hoy, fruto y petición son palabras clave en el Evangelio. El Señor se acerca a una higuera y no encuentra allí frutos: sólo hojarasca, y reacciona maldiciéndola. Según san Isidoro de Sevilla, “higo” y “fruto” tienen la misma raíz. Al día siguiente, sorprendidos, los Apóstoles le dicen: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca» (Mc 11,21). En respuesta, Jesucristo les habla de fe y de oración: «Tened fe en Dios» (Mc 11,22).
Hay gente que casi no reza, y, cuando lo hacen, es con vista a que Dios les resuelva un problema tan complicado que ya no ven en él solución. Y lo argumentan con las palabras de Jesús que acabamos de escuchar: «Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (Mc 11,24). Tienen razón y es muy humano, comprensible y lícito que, ante los problemas que nos superan, confiemos en Dios, en alguna fuerza superior a nosotros.
Pero hay que añadir que toda oración es “inútil” («vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo»: Mt 6,8), en la medida en que no tiene una utilidad práctica directa, como —por ejemplo— encender una luz. No recibimos nada a cambio de rezar, porque todo lo que recibimos de Dios es gracia sobre gracia.
Por tanto, ¿no es necesario rezar? Al contrario: ya que ahora sabemos que no es sino gracia, es entonces cuando la oración tiene más valor: porque es “inútil” y es “gratuita”. Aun con todo, hay tres beneficios que nos da la oración de petición: paz interior (encontrar al amigo Jesús y confiar en Dios relaja); reflexionar sobre un problema, racionalizarlo, y saberlo plantear es ya tenerlo medio solucionado; y, en tercer lugar, nos ayuda a discernir entre aquello que es bueno y aquello que quizá por capricho queremos en nuestras intenciones de la oración. Entonces, a posteriori, entendemos con los ojos de la fe lo que dice Jesús: «Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Jn 14,13).