jueves, 31 de mayo de 2007

Cuento de la carpinteria

Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿ La causa ?.¡ hacía demasiado ruido¡; y además se pasaba el tiempo golpeando.El marrtillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.Ante el ataque, el tornillo aceptó, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.La lija estuvo de acuerdo, a condición que fuera expulsado el metro, que siempre andaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.En esto entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro, el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.Cuando la carpintería quedó nuevamente a solas, la asamblea reanudó la liberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo:" Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos."