jueves, 21 de junio de 2007

Vale más consumir vanidades de la vida,que consumir la vida en vanidades.
Sor Juana Inés de la Cruz.

Esta vida es breve, el premio de lo que se hace en el ejercicio de la cruz es eterno
San Pío de Pieltrecina.

Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención,que tuvo lugar con la sangre preciosa de Cristo. En Él toda persona está llamada a realizarse en plenitud hasta la perfección de la santidad.
Juan Pablo II

Todos los hombres son iguales. La diferencia entre ellos no está en su nacimiento, sino en su virtud.
Voltaire

La primera cosa contra la que el hombre tiene que batallar desde su nacimiento es el miedo. Es la gran represión, la gran dictadura.
Miguel Bosé.

Ese día, que temes como el último de tu vida, es el de tu nacimiento a la eternidad.
Séneca.


La santidad no consiste en saber mucho ni en mucho meditar; la santidad es un secreto: el secreto de mucho amar.
Santo Tomás de Aquino

¿Por qué esta magnifica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil nos aporta tan poca felicidad? La respuesta es esta,simplemente: porque aún no hemosaprendido a usarla con tino.
Albert Einstein.

FRASES SOBRE FELICIDAD

El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
Aldous Huxley

El recuerdo de la felicidad ya no es felicidad; el recuerdo del dolor es todavía dolor.
Lord Byron

Un gran obstáculo para alcanzar la felicidad es el prometerse una felicidad demasiado grande.
Fontenelle

El secreto de la felicidad es tener gustos sencillos y una mente compleja, el problema es que, a menudo la mente es sencilla y los gustos son complejos.
Fernando Savater

El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.
Leon Tolstoi

La felicidad de los grandes consiste no en sentirse felices, sino en comprender cuan felices piensan otros que han de ser ellos.
Bacon

Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad
Miguel de Unamuno.

EL ANGEL Y LAS ALAS


Un día un ángel se arrodilló a los pies de Dios y habló:

-Señor, visité toda tu creación. Estuve en todos los lugares. Vi que eres parte de todas las cosas. Y por eso vine hasta Ti Señor para tratar de entender. ¿Por qué cada una de las personas sobre la tierra tiene apenas un ala? Los ángeles tenemos dos. Podemos ir hasta el Amor que el Señor representa siempre que lo deseamos. Podemos volar hacia la libertad siempre que queramos. Pero los humanos con su única ala no pueden volar. No podrán volar con apenas un ala.
Dios respondió:
-Sí, ya se eso. Sé que hice a los humanos solamente con un ala.
Intrigado el ángel quería entender y preguntó:
-¿Pero, por qué el Señor dio a los hombres solamente un ala cuando son necesarias dos alas para que puedan volar?
Sin prisa, Dios respondió:
-Ellos si pueden volar, mi ángel. Di a los humanos una sola ala para que ellos pudiesen volar más y mejor que nuestros Arcángeles... Para volar, mi pequeño amigo, tu precisas de tus dos alas... Y aunque libre, tú estas solo... Más los humanos... Los humanos con su única ala precisaran siempre dar las manos a alguien a fin de tener sus dos alas. Cada uno ha de tener un par de alas... Cada uno ha de buscar su segunda ala en alguien, en algún lugar del mundo... para que se complete su par. Así todos aprenderán a respetarse y a no quebrar la única ala de la otra persona porque pueden estar acabando con su oportunidad de volar. Así mi ángel, ellos aprenderán a amar verdaderamente a la otra persona... Aprenderán que solamente permitiéndose amar, ellos podrán volar. Tocando el corazón de otra persona, ellos podrán encontrar el ala que les falta y podrán finalmente volar. Solamente a través del amor podrán llegar hasta donde estoy... Así como lo haces Tú, mi ángel. Ellos nunca, nunca estarán solos al volar.
Que Tú, encuentres tu otra ala, la encuentres muy pronto, y si la has hallado... que se alcen las dos en magnifico vuelo.
UN HERMOSO GORRIÓN


ENZO Y ABUELI

ENZO Y PAPI

ENZO Y SU MAMI







LAS AVES - MIS PREFERIDAS- (será porque vuelan)



MI NIETITO ENZO



MIS HIJAS

BELEN EN AÑO NUEVO

ROMINA EN EL CRUCERO





MI BELEN


ENZO, SU BISABUELO Y SU TIO JOSE




ZOE (la niña que cuida mi beba en california)


EL Y YO


BELEN ENZO Y NICOLAS


VIERNES 22 DE JUNIO

Texto del Evangelio (Mt 6,19-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».

Comentario: Rev. D. Lluís Raventós i Artés (Tarragona, España)
«Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben»
Hoy, el Señor nos dice que «la lámpara del cuerpo es el ojo» (Mt 6,22). Santo Tomás entiende que con esto —al hablar del ojo— Jesús se refiere a la intención del hombre. Cuando la intención es recta, lúcida, encaminada a Dios, todas nuestras acciones son brillantes, resplandecientes; pero cuando la intención no es recta, ¡que grande es la oscuridad! (cf. Mt 6, 23).
Nuestra intención puede ser poco recta por malicia, por maldad, pero más frecuentemente lo es por falta de sensatez. Vivimos como si hubiésemos venido al mundo para amontonar riquezas y no tenemos en la cabeza ningún otro pensamiento. Ganar dinero, comprar, disponer, tener. Queremos despertar la admiración de los otros o tal vez la envidia. Nos engañamos, sufrimos, nos cargamos de preocupaciones y de disgustos y no encontramos la felicidad que deseamos. Jesús nos hace otra propuesta: «Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben» (Mt 6,20). El cielo es el granero de las buenas acciones, esto sí que es un tesoro para siempre.
Seamos sinceros con nosotros mismos, ¿en qué empleamos nuestros esfuerzos, cuáles son nuestros afanes? Ciertamente, es propio del buen cristiano estudiar y trabajar honradamente para abrirse paso en el mundo, para sacar adelante la familia, asegurar el futuro de los suyos y la tranquilidad de la vejez, trabajar también por el deseo de ayudar a los otros... Sí, todo esto es propio de un buen cristiano. Pero si aquello que tú buscas es tener más y más, poniendo el corazón en estas riquezas, olvidándote de las buenas acciones, olvidándote de que en este mundo estamos de paso, que nuestra vida es una sombra que pasa, ¿no es cierto que —entonces— tenemos el ojo oscurecido? Y si el sentido común se enturbia, «¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6,23).