domingo, 3 de junio de 2007

HOMBRES NECIOS (Juana Ines de la Cruz)

Hombres necios que acusáisa la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasiónde lo mismo que culpáis;
si con ansia sin igual solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?
Combatís su resistenciay luego, con gravedad,
decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro que el que,
falto de consejo,él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana,pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,y la que es fácil enfada?
Mas, entre el enfado y la pena que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada:
la que cae de rogada,o el que ruega de caído?
¿O cuál es de más culpar,aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga o el que paga por pecar?
¿Pues, para qué os espantáis de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,y después, con más razón,
acusaréis la aficiónde la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.
Sor Juana Inés de la Cruz