jueves, 25 de octubre de 2007

EQUILIBIO

HABITACION 602 DE TERAPIA INTENSIVA-ONCOLOGIA

“Esta difícil situación de una gerente presionada por un proyecto urgente, de un jefe inseguro y una madre moribunda, ilustra el singular poder de la sinergia.”
Soy la madre de dos adolescentes, no tengo esposo y profesionalmente estaba en un momento crítico de mi carrera. Fui la gerente de proyecto de una iniciativa corporativa durante dos años. El proyecto estaba a punto de culminar y, anticipándome a su conclusión empezaba a asumir alguna de las responsabilidades de mi nuevo puesto en otra área. Sin embargo la orden fue clara: termina el proyecto lo antes posible.

Al mismo tiempo mi madre, que vivía a 2.000 kilómetros al sur de Texas, fue diagnosticada con cáncer. El pronóstico era peor de lo que esperábamos. Cuando el médico terminó la cirugía exploratoria nos dijo: en palabras que recuerdo hasta el día de hoy, “no hay nada que podamos hacer, le doy entre dos semanas y tres meses de vida.

La vida nos enseña como tener equilibrio para determinar lo que es importante. Obviamente la condición de mi madre era mi enfoque principal, como lo era mi carrera. L cuestión era de equilibrio. ¿Cómo podía pasar con mi madre todo el tiempo posible , cuidándola, y terminar el proyecto de manera profesional? Convencida de que no podría lograr ambas cosas debido a la distancia, concluí que debía dejar el proyecto y pedir a mi familia que nos fuéramos a vivir con mi madre.

Al tomar la decisión , necesitaba aplicar los hábitos interpersonales. (pensar ganar-ganar; BUSVAR PRIMERO ENTENDER Y LUEGO SER ENTENDIDO; Sinergizar) , para trabajar con mis empleados. Pensar ganar-ganar, fue fácil en ese caso. En realidad era devota de mi compañía; no quería dejarlos solos en este proyecto. Quería ganar para la empresa, pero sabía que necesitaba estar cerca de mamá en esas últimas semanas. Entonces pensé que dejar el proyecto a otra persona sería mejor para la compañía.

Me acerqué a mi supervisora para buscar primero entender. Ella era nueva en la compañía. Su desempeño era vigilado y necesitaba dar una buena impresión, por lo cual el proyecto debía terminar a tiempo y de forma efectiva.
Ella también uso el hábito 5 para primero entender mis necesidades y las de mi familia. Aprendí una lección clave ese día: cuando dos partes aplican con honestidad los hábitos 4 y 5, la sinergia fluye de modo natural. Uno no necesita hacer sinergia; ésta es la recompensa de pensar ganar-ganar efectivamente y buscar primero entender.
Durante los tres meses siguientes continué con mis responsabilidades en el proyecto, con una computadora portátil en el cuarto del hospital de mi madre. Si era necesario reunirse los compañeros de la oficina lo hacían y yo me unía a ellos vía telefónica, desde mi oficina temporal, la habitación 602. Por primera vez en su vida, mi madre estaba fascinada al ver a su hija trabajando. Comentaba sobre mis contribuciones a las reuniones y me preguntaba aspectos del proyecto. Le proporcioné una buena diversión a esa rutina de inyecciones, medicamentos, médicos y enfermeras. Al final el proyecto terminó exitosamente y pude pasar con mi madre hermosas horas, días y semanas.

El momento clave en esta historia ocurre cuando esta persona se acerca a la supervisora y comparte su dilema. Muchas personas titubean para hacer algo así porque tienen que confrontar sus miedos, en particular el temor de no terminar con el resultado deseado. Alguien lo contextualizó de manera hermosa “El valor es la calidad de toda cualidad en su puno de prueba más alto”.
El discernimiento clave que la mujer adquirió fue que la sinergia es el fruto.