Juan Eugenio Hartzembusch
Vio en la eminente roca donde anida el águila real,
que se le llega un torpe caracol de la honda vega,
y exclama sorprendida:
– ¿Cómo, con ese andar tan perezoso,
tan arriba subiste a visitarme?
– Subí, señora, contestó el baboso,a fuerza de arrastrarme.
Extraido del sitio "Soy donde no pienso"